REFLEXIONES SOBRE BIOÉTICA, PUENTE HACIA EL FUTURO (II)
Van Rensselaer Potter (1911-2001) en el año de 1971 publicó un libro en donde hablaba de la “Bioethics: bridge to the future” (Bioética: puente al futuro). En el capítulo 1 dice que: La humanidad necesita urgentemente una nueva sabiduría que le proporcione el “conocimiento de cómo usar el conocimiento” para la supervivencia del hombre y la mejora de la humanidad. (POTTER, Van Rensselaer, “BIOETHICS, BRIDGE TO THE FUTURE“, Englewood Cliffs, N.Y. Prentice Hall, 1971)
Mtro. Carlos Ramos Rosete
EUM SEIE 27 abril 2016.-
Para Potter, esta nueva sabiduría es el surgimiento de la Bioética. Sabiduría que proporcionará el “conocimiento de cómo usar el conocimiento”. Tal oración parece una cacofonía, pero no lo es, porque ahí se habla de dos tipos de conocimiento: el referido a los valores éticos que deben guiar el conocimiento tecnocientífico, que es el otro.
La Bioética implica en su dinámica epistemológica un doble conocimiento; por eso la Bioética es interdisciplinaria. Sin embargo, tal como lo plantea Potter, la Bioética no es la simple suma de conocimiento humanístico más conocimiento científico, sino una nueva sabiduría que integra materialmente al conocimiento científico hacia la formalidad ética del conocimiento humanístico, de tal modo que el juicio bioético es guía axiológica en el terreno ético del hacer y quehacer del conocimiento tecnocientífico.
Utilizando la analogía del puente que Potter propone: de un lado se tiene al conocimiento científico, del otro lado al conocimiento humanístico, la brecha entre ambos es aquella que se abrió por el pensamiento ilustrado y positivista, y el puente es la Bioética, en cuyo centro aparece esa sabiduría que integra a la ciencia del bios y del ethos humano para elaborar una serie de juicios de valor ético cuyo carácter prudencial tiene como finalidad la supervivencia del hombre y la mejora de la humanidad.
Potter señala que la Bioética es una nueva sabiduría. Lo novedoso de esa sabiduría es la integración del conocimiento científico biológico en orden al conocimiento ético; pero en cuanto que dicha integración tiene como finalidad última el bien de la especie humana, la nueva sabiduría acoge implícitamente un legado que desarrollaron tanto la tradición judía como algunas escuelas griegas de la de la antigüedad, en donde el sabio no es tanto el que conoce contemplativamente las cosas dando razón de ellas, sino aquel que juzga de modo prudencial los asuntos humanos para una vida buena, una vida virtuosa y feliz.
Si la finalidad de la Bioética es la supervivencia del hombre y la mejora de la humanidad, entonces la sabiduría propia de esta disciplina-puente no se queda solamente en un conocimiento teórico que argumenta sobre el sentido ético del conocimiento tecnocientífico, sino que el conocimiento propio de la Bioética debe concretarse en juicios de valor ético prudencial que ayuden a resolver problemas que surgen en el ámbito de la propia Bioética.
Ahora bien, sería un craso error hacer de la Bioética una disciplina de buenos consejos, porque el juicio de valor ético tiene un doble sustento; por una parte, el sustento científico, y por otra parte, el sustento ético que supone toda una reflexión filosófica, principalmente ubicada en su rama de la filosofía del hombre. Con base en ese doble fundamento, el juicio bioético debe tener una sólida argumentación, a la cual se le suma ese aspecto prudencial que ayude a resolver una problemática bioética en concreto.
Los Comités de Bioética que integran personas del área científica, filosófica, jurídica, psicológica, etc., deben proponer en sus recomendaciones ese juicio valorativo de carácter ético para que en un caso singular se ayude a las personas en determinada problemática.
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