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¡HAY GUERRA EN EL MUNDO!: FRANCISCO; INICIA VISITA A POLONIA
 
El Papa en el vuelo que le llevaría de Roma hacia Cracovia, Polonia, compartió unos momentos con los periodistas que le acompañan durante el vuelo. Comentó, con referencia al asesinato del Padre Hamel en Francia, que se repite mucho la palabra “inseguridad”, pero advirtió que la verdadera palabra es “guerra”.
Jorge López
 
VUELO A POLONIA SEIE 27 julio 2016
 
Por supuesto que no es la situación de 1914 o de 1939, no de una forma orgánica; no obstante, sí organizada, “pero es la guerra. Este santo sacerdote, que es asesinado en el momento en que ofrecía la oración por toda la Iglesia”, y recordó a todos inocentes igualmente asesinados, llevando su pensamiento a Nigeria, “pero es África, es guerra. No tengamos miedo de decir esta verdad, el mundo está en guerra porque ha perdido la paz”. Comentó que se comunicó con el Presidente de Francia “como un hermano” y agradeció el hecho.
Su Santidad Francisco quiso dejar muy en claro que no habla de guerra de religiones, “es una guerra de intereses, es una guerra por territorios, por los recursos naturales, por el dominio de los pueblos… Alguno podría pensar, No. Todas las religiones queremos la paz”.
A su llegada a Polonia, al aeropuerto San Juan Pablo II de la Ciudad de Cracovia, se desarrolló la ceremonia de acogida en la zona militar de la terminal, en donde el Papa no tomó la palabra, no obstante a continuación se dirigió al Castillo de Wawel, para el Encuentro con las Autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático.
En su mensaje a las autoridades civiles, mencionó que es la primera ocasión que visita la parte centro oriental de Europa y le alegra iniciar por Polonia, “que ha tenido entre sus hijos inolvidables a San Juan Pablo II, creador y promotor de las Jornadas Mundiales de la Juventud”.
Señaló que el pueblo polaco se caracteriza por la memoria” y señaló que “la conciencia de identidad libre de complejos de superioridad, es esencial para organizar una comunidad nacional basada en su patrimonio humano, social, político económico y religioso, para inspirar a la sociedad y a la cultura manteniéndolas fieles a la tradición y, al mismo tiempo abiertas a la renovación”. Y recordó la celebración de 1050 aniversario del bautismo de Polonia refiriéndolo como un “momento intenso de unidad nacional”.
“No puede haber diálogo si cada uno no parte de su propia identidad”, destacó que existe una memoria buena y otra mala, una que es imita al Magníficat, que da gracias a Dios y otra mala que fija obsesivamente la atención de la mente y el corazón en el mal, sobre todo el cometido por otros.” Señaló que Polonia ha dado muestra rememorar lo bueno y dejar de lado esa memoria mala, como se demuestra con ese gesto del perdón ofrecido y recibido de parte de los obispos polacos y alemanes con lo que comenzó un proceso de acercamiento entre ambas naciones; así como también ocurrió entre la Iglesia católica polaca y la Iglesia Ortodoxa de Moscú.
Dijo que para dejar de lado esa memoria mala es necesario confiar en Aquel que dirige el destino de los pueblos y y señalo que tras los tiempos de dolor, bien podrían cantar el salmo que cantan los israelitas de vuelta del exilio de Babilonia: “Nos parecía soñar… Nuestra boca se llenaba de risas la lengua de cantares”.
Llamó la atención sobre el problema de la migración y que ayude a quienes deseen regresar así como acoger a quienes “huyen de la guerra y el hambre”; señaló igualmente la importancia de políticas publicas que ayuden a la familia “el primer y fundamental núcleo de la sociedad”, y destacó que “la vida siempre debe ser acogida y protegida ambas cosas juntas, acogida y protegida, desde la concepción hasta la muerte natural y todos estamos llamados a respetarla y cuidarla”.
El Estado, la Iglesia y la sociedad deben de ayudar concretamente a quien se encuentre en dificultad grave para que nunca sienta a su hijo como una carga sino como un don, aseguró al Presidente Andrzej Duda, la colaboración de la Iglesia, en el avance de la Nación.
Mas tarde tuvo un Encuentro con la Obispos polacos, en la Catedral de San Estanislao y Wenceslao, dándole la bienvenida el Arzobispo Metropolitano, Stanislaw Dziwisz, en la que recordó a su antecesor, el Card. Wjotyla, después Juan Pablo II. El Encuentro fue de carácter privado, en virtud de que la dinámica sería de preguntas y respuestas directas.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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